INFORMACIÓN A LAS COMUNIDADES-TALLER DE LA CONGREGACIÓN
Del día 2 al 5 de marzo de 2023, en la Provincia de España celebramos la Asamblea Provincial en Madrid-Casa provincial.
El día 1 por la tarde fuimos llegando y saludándonos con la alegría propia de quienes nos podíamos abrazar y saludar, prescindiendo de las pantallas de nuestros ordenadores.
Las hermanas de la casa tenían todo dispuesto para acogernos. Desde aquí llegue a ellas nuestro agradecimiento: ¡Gracias hermanas por vuestro cariño y atenciones!
El día 2 nuestro primer acto como Asamblea fue la oración de la mañana, que os llegó a todas las Comunidades-Taller de la Provincia, como forma de estar vinculadas y sentido de cuerpo.
Con la invocación al Espíritu, abrimos nuestros corazones a la escucha para percibir las llamadas de Dios que, como a Moisés, nos invitan a descalzarnos ante la realidad de la provincia, porque la vida entregada en este sexenio es “tierra sagrada” que expresa dónde están nuestras fuentes, que alimentan la fe, la esperanza y el amor.
Después de la oración, nuestra coordinadora provincial, María Álvarez, nos dio la bienvenida a la Asamblea y nos informó de la ausencia de Silvia Castro, por problemas de salud, y que Emilia Fernández está en su lugar. Después de recordarnos el objetivo de la Asamblea, ya conocido por todas, nos invitó a vislumbrar aquello que puede estar naciendo hoy y también a cultivar la esperanza activa, porque Dios nos acompaña con su Espíritu y, de manera especial, lo hacen también Bonifacia y Butinyà, y las hermanas de nuestras comunidades.
Después de designar a las hermanas que van a realizar los servicios de secretaria de la Asamblea y comunicadora, María José Rodríguez Ortega y Antonia Curto Pérez, respectivamente, dedicamos la mañana del primer día a la oración para ponernos en sintonía con el Espíritu de Dios que nos habita y también para fortalecernos como grupo por el compartir lo que fue ese rato de oración y reflexión. Así, casi sin darnos cuenta, se fue creando en nosotras la mejor disposición para el trabajo, la acogida mutua y la comunión.
Después de un tiempo de reflexión personal, de trabajo en grupo y Asamblea, terminamos el día aprobando el documento “Mirada contemplativa de la Vida y Misión de la Provincia” y también reconocimos que nos sentimos reflejadas como Provincia en la “Evaluación de la Vida y Misión de la Congregación”.
En la eucaristía de la tarde recogemos y agradecemos todo lo ha sido este primer día.
La mirada contemplativa nos pide mirar la vida como la mira Dios. El segundo día de nuestro encuentro nos hicimos muchas preguntas sobre nuestra mirada y pedimos al Señor su sabiduría, esa con la que Jesús vivió, que le llevó a la muerte, pero lo condujo a la resurrección.
Nuestro trabajo fue todo un recorrido, que partió de la “Valoración del Plan Estratégico de la Congregación 2017-2023”, pasando por la aprobación de la Evaluación del “Plan Operativo Provincial” y terminar con la “Evaluación de la implementación de las recomendaciones de la Hoja de Ruta”, que también se aprobó.
El trabajo fue intenso. Al terminar la jornada, en la Eucaristía pudimos exclamar “Al terminar el trabajo os bendecimos de nuevo”, alentar la esperanza con el salmo “El Señor es mi luz y mi salvación”, pedir “Muéstrame tu rostro, Señor”, en lo nuevo que está brotando y afirmar con nuestro compromiso “Tu rostro buscaré, Señor”.
La liturgia del tercer día de la Asamblea nos dio las pistas para orientarnos: “somos conducidas y acompañadas”. Por eso lo iniciamos con confianza, dispuestas y con actitud de discernimiento para secundar al Espíritu, para tener en cuenta lo que dicen los profetas, para “examinarlo todo y quedarnos con lo bueno”.
Después de la oración de la mañana, nos centramos en aprobar los cuatro temas que la Provincia presentará a la última fase del Capítulo General.
El segundo bloque de trabajo del día se centró en la estructura de la Congregación, el tipo de liderazgo que se necesita hoy para la Congregación y terminamos con el consenso sobre las hermanas que proponemos para los distintos servicios generales, teniendo en cuenta los consensos realizados previamente en las Zonas.
El trabajo de este día terminó con la elección de las delegadas y suplentes a la última fase del Capítulo General.
Este día tan fuerte de trabajo bien merecía terminarlo con un momento festivo como remedio santo para nuestros cuerpos y nuestros espíritus. Por si alguna “meiga” (bruja) mala estaba escondida, se hicieron los conjuros con la “queimada” (ritual de la cultura gallega), y los buenos espíritus llenaron el salón de risa y fiesta.
En la oración del último día de Asamblea revivimos la experiencia de ser amadas por el Señor. Por ese amor que nos da la vida, nos tocan en el corazón las heridas de los hombres y mujeres de nuestro mundo, las situaciones inhumanas e injustas de indiferencia y marginación. Este mundo sigue necesitando a mujeres que sepan identificarse con los que viven a la intemperie, con los que sobran, y acompañarlos para que puedan salir de su situación e integrarse dignamente a la sociedad.
La imagen plástica con la que la Palabra en Is 8, 1-5 nos presenta a Dios como alfarero, trabajando el barro que somos cada una, nos sugiere varias preguntas: ¿Qué está modelando Dios de nuevo hoy en nuestra vida? ¿Qué quiere modelar hoy en la Congregación allí donde vivimos? ¿Qué queremos pedir a Dios que haga de nuevo? Preguntas que esperan respuestas y compromisos personales y comunitarios.
En la evaluación fueron comunes las manifestaciones de agradecimiento y enriquecimiento, de valoración de cómo se había realizado el proceso, con unas oraciones muy bien preparadas que han orientado cada día, con una apertura grande a Espíritu, con la vivencia de la comunión entre nosotras, con la constatación del buen trabajo de las Comunidades y Zonas y con un agradecimiento y valoración al Equipo Provincial por la preparación de las síntesis y cómo se ha llevado todo el proceso. Agradecimos especialmente toda la acogida de las hermanas de la casa, así como las comunicaciones y oraciones de todas las Comunidades-Taller de la Provincia y de otros lugares de la Congregación, que son signo de comunión y fortalecen el sentido de cuerpo congregacional.
Volvemos a nuestras comunidades muy contentas y la palabra que mejor lo expresa es ¡GRACIAS! Gracias a Dios que nos ha acompañado. Gracias a las comunidades por su oración y cercanía.
Antonia Curto Pérez