6 de abril

Reimaginar espacios para el carisma, e sinodalidad, comprometidas con la realidad emergente

Iniciamos nuestra jornada en el contexto de la celebración del Jueves santo, con la oración que animan las hermanas de la Provincia de la Sagrada Familia. Nos invitan a dejar que hable la Vida en nosotras en el amor de hermanas, de amigas, en el perdón sincero, en el respeto, en la mesa dispuesta para saciar a otras/os… porque “si cantan las obras, si recita el gesto, si grita la vida, eso es evangelio”.

El trabajo de la mañana ha consistido en la aprobación por parte de la asamblea de los documentos “Evaluación de la vida y misión de la Congregación “ y “Valoración del Plan Estratégico de la Congregación”. Ambos eran ya muy conocidos por todas puesto que, una vez realizadas las síntesis de los aportes de todos los ámbitos por parte del Equipo General, han sido enviadas de nuevo a las Comunidades Taller para su enriquecimiento y han pasado a las Zonas y Provincias respectivas. Por eso, tras pequeñas aclaraciones se procedió a su aprobación.

El contenido de la “Evaluación de la implementación de las recomendaciones de la Hoja de ruta”, que solo se conocía en los propios ámbitos, se ha trabajado con otra dinámica: lectura y reflexión personal, trabajo en grupos, puesta en común y recogida de la síntesis por las redactoras. Sin duda aportará elementos valiosos para los trabajos posteriores.

En la tarde iniciamos el trabajo sobre el documento “Temas fundamentales que orientan el caminar de la Congregación” que, como recordaréis/recordarán, se trabajó en la tercera fase en las Comunidades Taller y en las Asambleas provinciales y de la Zona África, en algunos lugares con la participación de laicas/os.

A las 18 horas hemos celebrado la Cena del Señor junto a las hermanas de la comunidad de Cájar. Ha sido una profunda y bonita celebración en la que hacemos memoria de  una comida de Jesús con sus discípulos y discípulas, la última pero no la única: participó en muchas  a lo largo de su vida con quienes no merecían sentarse a compartir la mesa con otros… para hablarnos de un Reino que no excluye a nadie.

Con el gesto de lavatorio de las manos por el celebrante y por alguna de las hermanas, acogemos la llamada a servir al modo de Jesús, a cuidar y lavar a las/os demás, pero también a dejarnos servir, lavar, cuidar…