7 de abril

Reimaginar espacios para el carisma, en sinodalidad, comprometidas con la realidad emergente

Desde la oración de la mañana, las hermanas de la Provincia de España favorecen el clima y ambiente propicio para vivir a fondo el día de hoy, viernes santo, en medio de nuestros trabajos capitulares. Acompañamos a Jesús que se entrega hasta el extremo y a nuestra humanidad que vive también el dolor, la traición, la exclusión y la soledad del viernes santo. Nos acercamos a tantas cruces anónimas cercanas, lejanas… Unidas a todas nuestras Comunidades Taller queremos “pegarnos” a ese Jesús, el Señor, que camina hacia el dolor supremo. No podemos renunciar a entregar la vida, nosotras que la hemos recibido en abundancia.

Una vez que conocimos ayer el aporte de todos los ámbitos sobre los TEMAS fundamentales, nos reunimos en grupos para trabajar un tema cada grupo; es un primer acercamiento  preguntándonos lo que entendemos y queremos decir con él, cuál es su núcleo, con qué enfoque queremos trabajarlo.

Ponemos en común el trabajo realizado y en la tarde de nuevo pasamos a los grupos para avanzar y matizar algo más cada tema, siguiendo la metodología apreciativa: definirlo, descubrir las fortalezas y buenas prácticas que ya vivimos, soñar cómo lo quisiéramos estar viviendo al final del próximo sexenio y diseñar aquellos aspectos esenciales a los que hemos de prestar atención para lograr ese sueño.

A mitad de la tarde nos reunimos con la Comunidad Taller de Cájar para celebrar juntas la muerte del Señor. Sabemos que en realidad no es su sufrimiento y muerte lo que nos salva, sino la manera como Jesús los vivió: abierto al Padre en todo momento, aun cuando su misma presencia se le nublaba, y en un abrazo a toda la humanidad.

Al final del día nos queda resonando: ¿quién nos separará del amor de Dios? ¿quién podrá apartarnos de su perdón, de vivir en Cristo Jesús?

Mañana continuaremos el trabajo.