Orando con Francisco Butinyà

Francisco Butinyà, un sembrador de cambio, un visionario de futuro.

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Introducción:

A la familia josefina de las Hijas y de las Siervas de San José, nos unen los lazos de Nazaret: carisma, espiritualidad, misión. Y una figura clave, que desde los inicios nos unifica, enseña, inspira es el padre Francisco Butinyà, el fundador de ambas congregaciones.

Butinyà fue un hombre de fe profunda y una sensibilidad extraordinaria hacia los trabajadores, especialmente la mujer, lo que le hizo entregar su vida, tiempo, energía, bienes, dones a la evangelización y dignificación de ese mundo trabajador pobre que lo rodeaba y que tanto le movilizaba internamente.

Encontró personas en el camino que le confirmaban su opción de vida, en las que Dios lo llamaba y mostraba la misión, otros quizás malinterpretaron su visión y hasta le pusieron freno, pero con todo, su vida se hizo fecunda, sembró futuro con sabiduría, desde la fe, el trabajo y el amor.

Canto: Solo para decirte gracias (Siembra)

Palabra de Dios (Jeremías 1, 4-5; 7b-8)

Me llegó una palabra de Yahvé:

“Antes de formarte en el seno de tu madre, ya te conocía, antes de que tú nacieras yo te consagré, y te destiné a ser profeta de las naciones (…) Irás adondequiera que te envíe y proclamarás lo que yo te indique. No les tengas miedo, porque estaré contigo para protegerte- Palabra de Yahvé.”

 Meditemos la Palabra:

La misión de Jeremías es ser mensajero de Dios, sembrar la semilla de cambio, de transformación que introduce Dios en la historia a través de las personas que se dejan “tocar” por Él. Con ellos y con los que los escuchan se va construyendo el Reino.

Francisco Butinyà también fue un sembrador de cambio, un visionario de futuro, un constructor de Reino a través de su incansable labor por la evangelización de los trabajadores y la fundación de las dos congregaciones.

Invitación

Contemplemos nuestra vida, lo que el carisma y la congregación nos han aportado a nivel personal. Contemplemos también a la familia josefina en el mundo y el poder transformador del carisma en cada persona que se ha asociado al mismo, quienes han crecido o conocido a Dios gracias al carisma. Recordemos y agradezcamos en silencio los rostros y las historias. (Si oramos en grupo, podemos compartir nombres y experiencias).

Conozcamos al P. Butiñá a través de sus escritos

Fragmento de la carta del P. Butinyà a su amigo Alsius, sobre su obra “Migdiadas”

León 10 Setiembre de 1868

Sr. D. Pedro Alsius

(…) Me animé a emprender un trabajo que hacía tiempo meditaba y era recoger de este inapreciable tesoro de documentos, para escribir biografías de santos, las vidas de algunos santos menestrales, y en todas estas vacaciones no he hecho otra cosa. Tengo ya escritas unas treinta y ocho (…) Los oficios más comunes, sastres, zapateros, panaderos, albañiles, escultores, pintores, músicos, que tienen entre dichos santos  modelos de su propia profesión (…) La mayor parte de las vidas no están entre las colecciones de santos escritas en castellano y no he visto ningún trabajo de este género. Veremos si, con el tiempo, consigo que se imprima.

Para orar personalmente y compartir en grupo

  • ¿Qué rasgos del P. Butinyà se perciben en esta carta?
  • ¿Cuál era su gran pasión?
  • ¿Cuáles son hoy nuestras pasiones?

 

Nos habla en estos tiempos…

FRANCISCO JAVIER BUTINYÀ SJ

Fui un enamorado de la vida, me gustaba vivir, intensamente, plenamente.

Quise responder a toda llamada que recibí, si era coherente con lo más esencial de mi persona.

No hui nunca de la vida por miedo, me adentré en todos los campos del saber que se me brindaron, me abrí a la belleza, al amor, a la amistad.

No había una urgencia que a mí no me urgiera, no había una persona que me fuera indiferente, no había dolor que a mí no me doliera. Viví porque creía en un Dios vivo, bueno, cercano porque creía que mis ojos, mis manos, y mis labios eran la forma de que Dios se hiciera presente   a mis hermanos y eran la respuesta que Dios podía dar a los hombres de mi tiempo.

Dios me fue llevando, mansa y suavemente hasta verme metido y empeñado en un proyecto nuevo: fue primero la cercanía al trabajo, humano, digno, cristiano, luego el embarcarme con Jesús, el deseo de conquistar el mundo.

Contemple el mundo del trabajo revolucionado en crisis, violento, sin valores.

Descubrí el dolor de la mujer pobre, sin lugar en la sociedad. Me dolía ver que a los obreros se les quita todo, hasta Dios (…)

Por dentro se me iluminaba Nazaret: luz, palabra, testimonio trabajo y oración, rutina y belleza, flor y máquina, progreso y espíritu, Dios y hombre, bienestar y fraternidad…

No calculé. Las cosas de Dios no se calculan.

Pero nadie puede empeñarse en la vida sin dar su vida, nadie llega a la resurrección sin la muerte.

Sufrí en los comienzos de la Fundación: un sufrimiento creador

Sentí el dolor de todas las fuerzas que se oponen, aun de los buenos. Y el dolor ante Dios (…)

Sed fieles a vosotr@s mism@s, a la vida, a la historia, a la humanidad, al carisma, a Dios.

Que nadie les quite la sencillez.

Que les queme por dentro el problema del mundo del trabajo, especialmente la mujer.

Que Nazaret les ilumine creativamente el alma.

Que sean evangélicamente audaces para no conformarse con lo de siempre.

“Amen mucho a Jesús, que el amor es buen maestro para todo lo bueno”.

(Texto: María Jesús Aguirre, fsj)

 Oremos al Señor

A cada invocación decimos: Te damos gracias Señor

  • Demos gracias a Dios por nuestro querido padre Francisco Butinyà, por su vida y su misión; por el carisma y espiritualidad conque lo formó y envió.
  • Por la familia josefina presente en los cinco continentes, por la semilla Reino que sembramos y regamos en cada realidad.
  • Por cada una de las hermanas Hijas y Siervas de San José, por las presentes y por las que nos han precedido, por su presencia y riqueza en la gran familia que somos.
  • Por la espiritualidad de Nazaret y el carisma josefino, por su poder transformador en nuestras vidas, en nuestra historia y en cada sociedad.

(Se pueden añadir peticiones)

Oración al Padre F. Butinyà

Señor, Padre Bueno te damos gracias porque revelaste a Francisco Butinyà el misterio de salvación encerrado en la vida oculta de Jesús en Nazaret y lo impulsaste a transmitirlo, con ánimo infatigable, sobre todo a los obreros, para encaminarlos a la santidad “hermanando la oración con el trabajo”. Que el testimonio de su vida nos ayude a seguir a Jesús Obrero y a vivir el Evangelio del trabajo.

En sus manos te presentamos esta necesidad que sentimos (dígase la gracia que se desea).

Padre Nuestro

Canto: Vuelve Profeta (Hijas de San José)

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