El Padre Francisco Butinya quería la liberación del mundo laboral a través de los propios trabajadores. Para ello, junto con Santa Bonifacia, fundó una nueva congregación donde el nombre tradicional de convento es sustituido por TALLER, y más aún, el taller, el lugar de trabajo, se convierte en convento y lugar de culto a la vez, rompiendo las barreras entre lo sagrado y lo profano: Dios es todo; con Dios, uno está en la totalidad de la vida. Dios viene durante el trabajo; viene en cada momento donde está la persona.
Los Talleres de Nazaret, la concreción del sueño del P. Butinya y Santa Bonifacia para responder a las urgentes necesidades económicas, morales y espirituales de las trabajadoras pobres y los jóvenes en riesgo de su tiempo, surgió en Filipinas en los centros urbanos como nuestra respuesta concreta como Siervas de San José (SSJ) en Filipinas, a la situación de las mujeres explotadas, especialmente de las jóvenes en situación de riesgo, con el objeto de ayudarlas a recuperar su dignidad de personas y la dignidad y valor santificador del trabajo manual, ofreciéndoles capacitación, trabajo, esparcimiento, formación humana y cristiana.


El segundo Taller de Nazaret, que en sus inicios era un pequeño taller de costura para vestiduras litúrgicas, se inauguró el 6 de noviembre de 1990 en el Recinto Escolar de la Sagrada Familia en Ciudad Quezón. El personal del taller estuvo compuesto por tres (3) trabajadoras laicas: Myrna Santiago, Socorro Tamonan y Marjorie Tabaosares y dos hermanas: Asunción Deferia, SSJ y Ma. Flora Pérez, SSJ.
Con la inspiración, guía y protección de la Sagrada Familia Jesús, María y José, este Taller recién establecido creció y se expandió como lo atestigua lo siguiente:
1995- Se estableció la Cooperativa de Crédito para Trabajadores para ayudar financieramente a los trabajadores, que en ese momento aumentaban en número (incluidos los trabajadores de TDN-Mandaluyong), y empoderarlos. Para recuperar su dignidad como personas y estar capacitados, fueron capacitados para administrar por sí mismos la Cooperativa y esto es así hasta el presente.
1997 (23 de agosto) – El Taller se muda a su nuevo edificio a Mapagkawanggawa St., U.P. Village, Quezon City, porque el número de trabajadores siguió creciendo debido al aumento de pedidos del creciente número de clientes.
1998- Se inició un proyecto de vivienda para los trabajadores debido a su necesidad de una vivienda. Las hermanas facilitaron un terreno en Bulacan que los trabajadores podían pagar a plazos. Las hermanas SSJ pidieron a las comunidades SSJ de España que ayudaran en este proyecto de vivienda para que pudieran construir casas adosadas de hormigón para veinte familias. Estas casas fueron donadas a los trabajadores durante el Año Jubilar del 2000.


2000- La Congregación compra otra propiedad en Zabarte para un segundo proyecto de vivienda y la dona a dieciocho (18) colaboradores como parte de la Congregación para el Año Jubilar. En 2003, el Taller de Solidaridad patrocinó la construcción de tres casas adosadas de dos plantas para las 18 familias. Los propietarios pagan la amortización mensual y el retorno de la inversión está destinado al próximo proyecto de vivienda en la ciudad de Cebú, donde se inició otro Talleres de Nazaret en 1999.
2008- Se agregaron 75 metros cuadrados adicionales al edificio debido al aumento de empleados y la tasa de producción.
2013- Se construye la segunda planta del comedor de trabajadores como ampliación del Taller, con el patrocinio de la Provincia de España. Proporcionó también una oficina para la Cooperativa de Trabajadores de Mo. Bonifacia. Se construyó el Centro de Madres y Rincón de Niños, auspiciado por el Taller de Solidaridad, España, para tener un lugar donde cuidar a los hijos pequeños de los trabajadores de TDN mientras las madres están en el trabajo.
2015- Las hermanas y colaboradores de TDN rebosaban de alegría mientras preparaban las vestimentas que se utilizarán durante la visita papal del Papa Francisco a Filipinas. Mamá. Flora, SSJ y algunos compañeros de trabajo fueron entrevistados por diferentes representantes de TV y medios impresos y esto se presentó en varios programas de tres medios. Un representante de ABC, periódico con sede en España, entrevistó a Ma. Flora por teléfono y esto se publicó en ALFAOMEGA.
2020- Debido a la pandemia del Corona Virus-19, en marzo de 2020 hubo un confinamiento en casi todos los lugares de trabajo pero con la gracia de Dios, Talleres de Nazaret continuó. Durante dos meses operó con mano de obra mínima, luego, en junio de 2020, volvió a su operación casi normal, hasta el presente. Durante ese tiempo, Talleres pudo continuar dándoles sus salarios completos no sin dificultades pero dependiendo de la providencia de Dios. Algunos trajeron su trabajo en sus respectivos hogares. Como el transporte público en ese momento no estaba permitido porque no era seguro, algunos trabajadores compraron sus propias bicicletas como medio de transporte. Hubo transporte compartido entre algunos trabajadores para poder presentarse a trabajar. Talleres también abrió su local para acomodar de 12 a 15 trabajadores internos.


A la fecha, este año 2022, hay alrededor de sesenta y cinco (65) trabajadores y cinco (5) estudiantes trabajando junto con tres (3) hermanas Siervas de San José trabajando en Talleres de Nazaret – Ciudad Quezón.
El Taller ha ganado su sello distintivo y especialización en la confección de “needle painting” (bordado a máquina) de paramentos litúrgicos y “hugot”. A lo largo de los años, ha capacitado a más mujeres trabajadoras para el bordado a máquina utilizando diferentes imágenes y el creciente arte y habilidad en la combinación de colores.
El núcleo principal de estos Talleres de Nazaret es el trabajo armonizado con la oración, a imitación de la Sagrada Familia de Nazaret. Las relaciones entre laicos y religiosos son de personas con la misma dignidad humana y los mismos privilegios. Nadie es rechazado por falta de capacidad porque creemos que todo el mundo posee capacidad para algo. Por eso, se les da el espacio y el tiempo suficiente para encontrar su lugar en el Taller. El trabajo es muy importante, pero la persona que hace el trabajo es mucho más importante.
El Padre Francisco y Santa Bonifacia son para nosotras, las Siervas de San José, una inspiración para recrear su mirada en la contemplación de Nazaret. Y Dios en Jesús eligió la cotidianidad de Nazaret, la presencia que construye y sugiere, la escucha que devuelve la dignidad.
El TALLER es, en efecto, el espacio de concreción del Evangelio del trabajo. Es un intento de humanizar la vida. Es la parábola de la Encarnación, la BUENA NOTICIA PARA LAS TRABAJADORAS VULNERABLES Y JÓVENES EN RIESGO.













Gracias a mi trabajo en el Taller he podido sacar adelante a mi familia y proporcionar a mis hijos una educación de calidad.
Mariah, trabajadora del taller
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