Quédate en casa es la frase que por estos días más escuchamos, pero… ¿qué significa verdaderamente? ¿Cómo lo estamos viviendo? Para todas es un momento único de hacer un alto en el camino y responder con coherencia y compromiso. Unos días de compartir más en comunidad, de aprender a estudiar on-line y utilizar mejor las TIC. Tiempo de entrar al fondo del corazón y renovar la fe, de despojarnos de ritos y estar con ÉL, descubrirnos sostenidas por ÉL. Así hemos pasado esta Semana Santa nueva y única, unidas a toda la humanidad que junto al Papa Francisco reza desde sus casas y está más unida que nunca. Pues como bien dice un meme que circula en las redes sociales: se han cerrado los templos, más cada hogar hoy se ha convertido en una pequeña Iglesia doméstica.
Hoy recuperamos el valor de la vida, de los pequeños gestos de amor cotidiano, de la necesidad de un abrazo, del cuidado de la naturaleza, del sabernos todos importantes y de ver al otro como mi hermano. Hoy nos preguntamos por aquellas cosas que verdaderamente nos hacen felices y nos descubrimos parte de un todo que se llama naturaleza, cosmos, humanidad, creación. Y desde ese sabernos vivos, nuestra mirada se aclara y el corazón se ensancha para acercarse al hermano, para compartir de lo que tenemos, para acompañar en la distancia, para ser familia grande. Es por ello que, como comunidad, nos hemos dispuesto a tender puentes entre familias necesitadas y gente de buena voluntad que hoy comparte con alegría de lo que tiene. Hemos visitado personas que viven solas, hemos preparado mercados y hemos llevado alimentos y medicamentos según las necesidades más urgentes de nuestro entorno.
Cristo ha estado más vivo que nunca y en nuestro barrio dejándose ver a cada paso que damos. Compartiendo la cena entre las familias. Crucificado en el dolor de los enfermos, los rostros de tantos padres que hoy no pueden llevar el pan a casa por falta de trabajo y el llanto de tantas mujeres víctimas del maltrato familiar.Así hemos ido pasando los días como una de tantas, sosteniéndonos unas a otras, alimentando nuestro espíritu con la oración en el Dios de la Vida, ese Dios Padre-Madre que no nos deja en la oscuridad y la muerte del sepulcro, sino que VIVE, que se hace el encontradizo, que nos invita a volver a Galilea, que nos explica las escritura y hace arder el corazón, que nos llama por nuestro nombre y envía a ser testigos de su vida.
Resucitar hoy, día de Pascua, es compartir la alegría de nuestra vocación, celebrando con gozo la renovación de nuestras hermanas Nadine Eka y Nicole Ilunga de la Zona de África. Una fiesta grande para todas, esta vez vivida desde casa, con la cercanía fraterna desde la oración de todas y con solo la presencia física del P. Rodrigo, nuestro párroco, que nos acompañó en la eucaristía y el almuerzo. Gracias a cada una que ha llamado o enviado mensajes con su cariño.
Sentirnos resucitadas es correr como las mujeres del evangelio a llevar el mensaje a nuestros hermanos, un mensaje de amor y esperanza, de ánimo. Que seamos capaces de encender hoy la luz de Cristo en nuestras Comunidades Taller y en nuestro entorno, dejando que la luz del Resucitado se propague con la alegría de ser sus Testigos.
Comunidad Taller
Juniorado Congregacional
Las hermanas Nadine y Nicole nos comparten de lo vivido en su renovación.
En este día 12 de abril te damos gracias Señor por las maravillas de la vida, porque tú Señor nos has acompañado hasta aquí. Te agradecemos porque nos has llamado a seguirte como Siervas de San José.
En este día, hemos celebrado la eucaristía en nuestra casa presidida por nuestro párroco, el P. Rodrigo. Renovamos los votos delante de María Josefa, coordinadora de la Comunidad- Taller. Después de la celebración hemos compartido la mesa con el padre. Como ya saben con la situación mundial del Covid-19 las hermanas de la comunidad del Centro no pudieron estar con nosotras, pero hemos sentido su presencia. Gracias por acompañarnos con sus oraciones tanto de lejos como de cerca.
Nadine Eka y Nicole Ilunga