De alumna a profesora

Testimo Beatriz SSJ

Para poder entender mi testimonio, debéis conocer mi trayectoria. Sería hablar de mi trayectoria profesional, pero yo la considero mi trayectoria de vida.
Todo comenzó siendo alumna del colegio de Alicante, donde permanecí toda mi escolaridad. ¿Podía haber asistido a otro colegio? Por supuesto, pero el destino quiso que mi familia optara por las josefinas. Así fue como todo comenzó y he de decir que guardo un bonito recuerdo. Tanto, que eso es lo que quiero para mis alumnos. Aunque esa es otra historia.
Posteriormente, una vez finalizados mis estudios superiores, tuve la gran suerte de incorporarme al claustro del colegio… de MI colegio. Fue un momento de ilusión, aunque también algo desconcertante ya que me encontraba trabajando codo con codo con esas personas que me habían formado, en todos los sentidos, y a las que respetaba y admiraba profundamente.
Ahí fue donde comencé a oír ya como adulta la palabra carisma. Es cierto que desde pequeña había sido una palabra familiar para mí, pero como es lógico por la edad, carecía de su significado. Simplemente aparecía siempre acompañada de josefino: carisma josefino.
Durante mis primeros años de trabajo, descubrí la cara b de mi profesión. Ah! Por si no lo habéis adivinado: soy maestra. Pues bien, a la tremenda y apasionante tarea de educar niños desde bien pequeños, esta profesión tiene una parte mucho menos gratificante: la burocracia, los papeles, los documentos, las memorias, etc.

Testimo Beatriz SSJ

Siempre que nos reuníamos en equipo a elaborar toda esta documentación que los estamentos legales nos requerían, mis compañeras hablaban de poner la guinda en dichos documentos.
La guinda, tras muchas horas de trabajo, entendí que era ese carisma josefino. Era tan importante y estaba tan presente en nuestro día a día que, si no lo dejábamos impreso en nuestros papeles, faltábamos a la realidad.
Yo como buena novata que observaba, escuchaba y preguntaba fui aprendiendo a que esa guinda se hiciera presente.
El carisma, que es el don gratuito que Dios concede a algunas personas en beneficio de la comunidad (RAE), era una virtud en Bonifacia: tener un don en beneficio de la comunidad.
Uno no nace sabiendo, por más que quiera, de modo que el ejemplo de mis compañeras ya veteranas fue la mejor escuela para mí.

Testimo Beatriz SSJ

Estoy realmente agradecida con Dios que me ha llamado a seguir a Jesús que vivió, trabajó, oró y se mezcló con la gente de Nazaret durante 30 años. En Nazaret, se identificó con los pobres, la gente sin renombre, sin voz y que no tenía nada de qué enorgullecerse. Nos mostró que nuestra verdadera dignidad no radica en lo que tenemos ni en lo que hemos logrado, sino en ser hijos de su Padre. Estoy feliz de vivir mi vida cotidiana en la presencia de Dios, ya que le permito santificarme a través de mis tareas diarias armonizada con la oración y la solidaridad con todos los que trabajan, especialmente con los del mundo trabajador pobre.

  • Se trabajaba, se vivía con un sentido de pertenencia. Pertenencia a algo más grande que uno mismo. Pertenencia a una familia en la que los valores son comunes
  • Se participaba del compromiso con la realización del proyecto congregacional. La forma de entender el mundo, de dar cabida a todos.
  • Se estimulaba encontrarse con Dios en ese espacio tan humano como es el trabajo. Es posible encontrarse con él, fuera del espacio de la oración.
  • Se convertía el Taller en el referente fundamental. Modelo de justicia humana, igualdad y creencia en uno mismo y en los demás.
  • Se escuchaba, se dialogaba, se comprendía y se consideraba todo para alcanzar la unidad.

 

Todo esto, y mucho más era la dichosa guinda que tanto se nombraba. La recreación del carisma que tanto se buscaba en el día a día, pero además era importante que quedase reflejado. Que se conociese. Que fuera un distintivo único, propio de nuestra labor.

Testimo Beatriz SSJ

¿Carisma? Ahora lo entendía todo.

Entendía que yo eso ya lo había tenido delante como alumna.
Entendía que sin saber cómo eso había hecho poso en sí.
Entendía que ahora tenía la oportunidad de ofrecer todo lo que se me ofreció a mí.
Entendía que ahora era yo la que debía continuar con proyecto congregacional: trasmitir el carisma josefino a través de mi vida profesional y personal (no existe la una sin la otra).

Me siento afortunada de pertenecer a esta familia.

No me gustaría terminar sin agradecer a Dios que haya puesto en mi vida ejemplos vivos del carisma josefino. Es una suerte para mí haber encontrado en mi vida profesional a M Angustias, de la que el trabajo, la fe y el amor han sido siempre un referente para mí.

 

Gracias

Testimo Beatriz SSJ