Un grupo de 16 jóvenes, laicos y siervas, vinculados al MSJ, han participado del 31 de julio al 7 de agosto en la JMJ 2023, convocada por el Papa en Lisboa.
Nos decía el Papa Francisco, en el primer encuentro que tuvo con todos los que estuvimos por Lisboa: “Ustedes no están aquí por casualidad. El Señor los llamó, no sólo en estos días, sino desde el comienzo de sus vidas. A todos nos llamó desde el comienzo de la vida. Él los llamó por sus nombres.”
Esta llamada a “todos, todos, todos” a veces es difícil de encontrar en la vida cotidiana de los/as jóvenes a los que acompañamos, aunque tengamos en nuestras manos un instrumento precioso como es el Movimiento San José para entretejer en las sus vidas el plan de Dios para ellos. Es bueno que se encuentren con otros/as, con otras realidades, culturas, idiomas y personas con nombres concretos, para darse cuenta de qué implica ser Iglesia, y qué implica esa llamada a todas y a todos.
Un grupo de 4 chicas y 5 chicos de Mérida, Alicante, Madrid y Linares, acompañados por 3 personas del equipo de Pastoral Vocacional y una joven de la diócesis de Zamora, a los que se sumaron en los eventos principales dos monitoras del Equipo MSJ y una monitora de Alicante, hemos participado la primera semana de agosto en la JMJ de Lisboa. Fuimos parte del grupo organizado por la Conferencia Episcopal y estuvimos acogidos en la Escola Básica 4 de Parede, en Cascais, localidad del cinturón de Lisboa que acogió a los casi 50.000 españoles participantes./as
La experiencia ha sido muy intensa, para jóvenes y adultos. Primero, por la exigencia física (durmiendo en el suelo en un aula, compartiendo duchas con agua fría en el patio, los desplazamientos en el tren a Lisboa, atestado de gente, las largas caminatas, la peregrinación de casi seis horas a la vigilia y la noche allí…) y, segundo, por la profundidad del contenido propuesto por la JMJ y de todo lo que nos ha planteado el Papa en sus homilías y discursos. La respuesta a esta exigencia física y espiritual por parte de nuestros chicos fue siempre el buen humor, la alegría desbordante, el canto, la colaboración, la responsabilidad y la participación. Una de las reflexiones que hacíamos desde el equipo que acompañaba la actividad es que el esfuerzo inmenso había merecido la pena por esta actitud, y que en ella se reflejaba un estilo propio y un carisma que estos jóvenes han vivido desde siempre en sus colegios y en el MSJ.
Merece la pena compartir alguna de las reflexiones que los propios jóvenes hicieron la tarde después de la Misa de Envío, después de un día muy duro e intenso con el que acabó la JMJ.
Primero, se sintieron llamados y llamadas. Entendieron, en las palabras del Papa, cómo Dios nos conoce desde siempre, nos llama por nuestro nombre y da sentido a nuestra vida, porque tiene para nosotros una misión, un lugar, una llamada. No somos una casualidad o una nada, somos queridas y queridos, todas y cada una.
Segundo, el Papa les comprende, no está al margen, y la Iglesia con él. Sabe de sus dificultades, de lo que les pasa y les hace daño. De todo, destacaron la llamada de Francisco a seguir caminando: “¿Ustedes creen que una persona que cae en la vida, que tiene un fracaso, que incluso comete errores pesados, fuertes, ya está terminada? No. ¿Qué es lo que hay que hacer? Levantarse. Y hay una cosa muy linda que quisiera que hoy se la llevaran como recuerdo: los alpinos, que les gusta subir montañas, tienen un cantito muy lindo que dice así: “En el arte de ascender —la montaña—, lo que importa no es no caer, sino no permanecer caído”.
Tercer acento: para todas y para todos. El Papa dejó claro que en la Iglesia cabemos todos, que el Evangelio es para todos, que la llamada es para todos. Algunos de estos jóvenes, que se han sentido a veces fuera, encontraron confirmado en Francisco el hueco que ya sentían que tenían en el MSJ. Resulta que era verdad, que es real y que la Iglesia lo confirmaba en las palabras “del jefe”.
Y, en cuarto lugar, la comunión, la reunión en torno a Jesús de Nazaret, en la figura del Papa… En palabras de los propios jóvenes, “la cantidad de personas que comparten nuestras creencias y el buen rollo que existe entre todos”, “tanta gente reunida por el mismo motivo, porque hay veces que parece que los cristianos somos pocos, pero en este evento me he dado cuenta de que no…”, “la cantidad de culturas y nacionalidades que junta el Papa en nombre de Dios.
Porque cada uno somos de nuestro padre y nuestra madre, con sus vidas en sus países, con problemas y con un montón de sueños por cumplir… un millón y medio de personas que estábamos ahí juntos, y todos juntos por un solo motivo, que es Dios”.
Estos jóvenes se han sentido parte de algo grande, se han sentido llamados, consolados, comprendidos, escuchados, convocados, alegres, de fiesta. Los que los hemos acompañado nos sentimos afortunados, y resuenan en nosotros sus cantos, sus preguntas, sus reflexiones y sus lágrimas.
Decía Francisco “el baño de luz de esta JMJ nos prepara para la noche de la pasión. No tengáis miedo.” Preparados para acompañar en los momentos de cruz, damos gracias a Dios por tanta luz vivida estos días.
Juan Rodríguez Gil.
Monitor del MSJ
Colegio Sagrada Familia – Siervas | Salamanca (España)
Participante en la JMJ Lisboa