La sabiduría de nuestras antepasadas
La Sabiduría llama
Levanta su voz
En las colinas, junto a los caminos,
plantada en medio de las sendas,
Junto a las puertas de la ciudad
en los accesos a los portales grita.
Es a vosotros, mujeres y hombres a quien llamo,
Mi voz se dirige a la humanidad…
Escuchadme hijos e hijas de esta tierra
Abridme las puertas de vuestras esperanzas y sueños
No os dejéis intimidar por quien pone límites a vuestros deseos. Romped los abismos que os separan de la justicia
Dejad espacio para que entre la proclamación solemne de la santa Ruah.
Y en aquel día la sabiduría invitó a un banquete a nuestras antepasadas, a aquellas que a lo largo de la historia escucharon su voz, aquellas que, junto a Miriam, la profetisa, supieron danzar a la orilla del mar.
Con su danza proclamaron la libertad de todas y todos los que sufrieron esclavitud por su raza, condición, género, creencias ycualquier otra opresión nacida de la injusticia humana.
Con su danza expresaron la circularidad de la vida, de los encuentros, de los afectos…
Con su danza gritaron los silencios, iluminaron los espacios oscuros, sanaron las heridas, reclamaron los horizontes abiertos y sonoros de la profecía.
Sus historias nos llegan de lejos, pero calientan nuestro corazón.
Ellas bailanjunto a nosotras de nuevo la danza de la sabiduría, la danza de Dios, la danza del Reino.
Sara, la madre…
Decían que era estéril, que solo podía caminar a la sombra deAbraham, pero ella se hizo fuerte en su debilidad y luchó por su dignidad. Por los caminos polvorientos no se acobardó ante lo que parecía imposible. Confió a pesar de las dudas que oprimían su corazón.
“Dios me hizo reír de alegría, y todos los que me oigan reirán como yo; porque quien iba a decir que Sara tendría un hijo”.
Sara rió y bailó con la alegría de Yahvé porque experimentó su bendición y llegó a ser madre de naciones, cabeza de una genealogía de mujeres fuertes, testigos de la vida de Dios.
Esther, la reina…
La mujer que tuvo la fuerza y el coraje de desenmascarar la mentira del poder vil y cobarde, para devolverle la vida al pueblo humillado.
“Dios mío, estoy sola y, solo te tengo a ti. Tú, escuchas el clamor de los privados de esperanza, tú, libras nuestras vidas del mal. Tengo miedo, pero confío en ti. Mi anhelo es la liberación de mi pueblo…”.
Su belleza fue su poder. De mujer objeto de un rey poderoso pasó a ser sujeto de liberación. Ella puso la verdad en la mesa de los poderosos y su acción cambio el luto, de quienes lloraban su suerte, en danza de salvación.
Débora- la jueza
Bajo la palmera sus palabras guiaban los caminos de las gentes que acudían a ella. Su voz inspiraba confianza porque Débora era una mujer sabia.
Y cuando se acabaron los lideres… “no volvió a haberlos en Israel, hasta que se levantó Débora: surgió una madre en Israel. Cuando la violencia llegó a las puertas ella unió al pueblo. ¡Bendita seas Débora entre las mujeres”!.
En la mano de una mujer pondrá el Señor la victoria, profetizóy Yaelhizo lo que no fueron capaces de hacer los hombres. De la mano de las mujeres llegó la paz a Israel.
Rut la extranjera
En la frontera de Belén tomóla decisión de su vida. Extranjera y mujer caminó erguida junto a Noemi hacía el pueblo. Ella emigró a una tierra desconocida en busca de un futuro incierto, pero caminaba con la certeza del amor y la sororidad.
“No me pidas que te deje, que me aleje ti, pues, a donde tú vayas, iré yo, y donde vivas, viviré yo; tu pueblo será mi pueblo, tu Dios será mi Dios”.
Y así, su historia hizo visible el rostro entrañable de Dios. Un Dios que siempre busca un hogar para sus hijas e hijos.
“¡Testigos somos!¡El Señor puso en esta mujer la herencia de Raquel y de Lea, las dos construyeron la casa de Israel!
Magdalena la apóstol
Un encuentro quizás inesperado, sanó sus heridas y despertó en ella los sueños y las promesas del Reino. Ella comprendió enseguida lo que Dios deseaba para todos los seres humanos. Magdalena hizo el camino de Galilea a Jerusalén supo de la vida y de la muerte, entendió a Jesús.
“Vete a donde están mis hermanas y hermanos y diles lo que viste, lo que experimentaste lo que te hizo una mujer nueva.”
Ella proclamó la sabiduría de la vida, fue en busca del maestro, danzó con la alegría de quien encontró el tesoro y no podía hacer otra cosa que venderlo todo y empoderar su vida como discípula del profeta galileo.
Cananea, la militante
Una mujer que grita su pena, pero que no se acobarda a la hora de romper lo que la deja fuera del banquete al que desde el comienzo de la historia invitaba la sabiduría de Dios.
“Por lo que acabas de decir, tu hija queda libre y mi corazón más unido a la voluntad de Dios”
Su osadía fue más allá de cualquier pronóstico y fue capaz de cambiar la mirada de Jesús. Con su palabra decidida lo invita a romper cualquier limite en su práctica liberadora.
Lidia, la comerciante
Emprendedora, trabajadora incasable, buscadora de horizontes nuevos para su vida, líder indiscutible de un grupo de mujeres dispuestas a correr los riesgos de ser contraculturales. Su sensibilidad la hizo descubrir en las palabras de Pablo la sabiduría tierna de un Dios débil.
“Después de bautizarse con su familia, nos dijo: Si confiáis en mi fe hospedaos en mi casa”.
Su casa se hizo comunidad, comienzo de una experiencia que abrióla fe, la esperanza y lasolidaridada hombres y mujeres buscadores de un nuevo destino.
ORACIÓN:
Junto a la experiencia de estas mujeres fuertes, ponemos también nuestros caminos personales, nuestras certezas e impotencias, nuestra dignidad de mujeres creyentes que se saben empoderadas para hacer posible el Reino de Dios.
Porque como Judit proclamó:
“Tu poder no está en el número, ni tu poder depende de los poderosos; eres el Dios de los humildes, socorro de los pequeños, protector de los débiles, defensor de los desanimados, salvador de los desesperados.” (Jdt 9,11)
Esa es la fuerza de nuestra fe y nuestra esperanza. En ella queremos impulsar nuestro compromiso con la causa de las mujeres, porque es también la causa de Dios. Amén.
Carme Soto Varela